martes, 29 de marzo de 2011

CUENTO

Blanco y negro
Hace mucho, muchísimo tiempo, cuando todo estaba empezando y hasta los planetas, las estrellas y casi todas las cosas antiguas eran tan pequeñas que iban al cole, había una clase especial que era la favorita de todos, porque era la más alegre. Allí estudiaban revoltosos los colores, desde el Blanco al Negro, pasando por el Rojo, el Azul, el Amarillo y todos los demás, preparándose para ser unos colores estupendos cuando fueran mayores. Todos ellos eran, además de graciosos y alegres, muy traviesos, pero especialmente Blanco y Negro, que andaban tan ocupados con sus travesuras que casi siempre llegaban tarde a las clases.
Una mañana se montó un gran revuelo en el cielo. Las nubes habían comenzado a practicar sus lluvias, pero estuvieron lloviendo tanto tiempo, y crearon una tormenta tan terrible, que todos, absolutamente todos, quedaron deprimidos y entristecidos por tener tan poca luz, y ni siquiera el Sol cuando volvió a brillar consiguió alegrar al mundo. La última solución era recurrir a los traviesos y juguetones colores, aunque fueran los más pequeños y pudieran no estar preparados, y fueron a buscarles a su clase urgentemente. Aún era temprano y como casi siempre Blanco y Negro aún no habían aparecido, pero no había tiempo para esperarles. Tenían que hacer algo rápidamente, así que salieron corriendo por el cielo para llegar hasta donde estaban las nubes, muy apenadas por lo ocurrido. Y en su camino por el cielo, cada uno de los colores dejó un rastro brillante, y la combinación de todos ellos resultó tan espectacular y llamativa que la alegría y la sonrisa volvió a todos con fuerza, en medio de grandes aplausos. Y estuvieron encantados de ser nombrados oficialmente ayudantes del Sol, quien les rogó que a partir de entonces acudieran a ayudarle para alegrar a todos, formando su espectacular arcoiris cada vez que las nubes se excedieran con su lluvia.
Blanco y Negro llegaron a la clase poco después, y no encontraron a nadie. Todos felicitaron tanto a los demás colores por su alegre actuación, que ellos, los más divertidos y alegres, no se atrevieron a pedirles que les dejaran ser parte de su gran invento, y desde entonces se esforzaron por ser puntuales y responsables. Y lo hicieron tanto y tan bien, que ya no les importa no ser parte del arcoíris: ahora son los colores más serios y más importantes, y nadie puede hacer nada sin ellos.

ESCUCHA Y OBSERVA CON ATENCIÓN

CANCIÒN

Siempre siempre fresas con crema
Las siete ya van a dar - y tu no llegas
La historia siempre es igual - me desesperas
Otra película más - en cartelera
Que por tu culpa será - de nuevo a medias

Si yo te invito a comer - nadie se espera
Dicen que vas a llegar - hasta la cena
Llegamos siempre al café - cuando ya cierran
Si es al boliche a jugar - ya no hay mesa

Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, mujer tenías que ser
Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, hombre tenías que ser

Las ocho ya van a dar - ni me lamento
Ya se que vas a llegar - con algún cuento
Otra película más - que nos perdemos
Sã³lo he podido aguantar - porque te quiero

Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, mujer tenías que ser
Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, hombre tenías que ser

Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, y tú tenías que ser
Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, y tú tenías que ser

Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, y tú tenías que ser
Siempre siempre siempre hay un pretexto
Siempre siempre siempre impuntual
Nunca cambiarás, y tú tenías que ser

CONTENIDO:

El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita, una reunión de amigos, una reunión en el trabajo, un trabajo pendiente por entregar.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planificación de nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.

En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el médico, hacemos lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde se tratarán temas que creemos saber o nos interesan poco, o las personas –según nosotros- representan poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué más da...?

Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario.

Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten “distinguirse” por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: “si quieren, que me esperen”, “para qué llegar a tiempo, si...”, “no pasa nada...”, “es lo mismo siempre”. Estas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades

Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma extraordinaria, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió...
Vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas digna de confianza.




ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EN LA PUNTUALIDAD


¿Cómo puedo cambiar mi conducta y aprender a ser una persona puntual?
Ahora, claro, esta es la pregunta que surge, por lo que te voy a dar unas recomendaciones para que puedas lograrlo.

El primer paso es darse cuenta y aceptar que tenemos ese problema
y que estamos afectando a todos los que nos rodean con esa conducta. Tú me dirás que eso ya lo sabías, sin embargo hay muchas personas que no piensan que eso sea un problema, por eso es el primer paso.

El segundo paso es que te busques una “palanca” que te empuje a cambiar. Puede ser el pensar en cómo estás afectando a los demás con tu comportamiento y si eso no te da la fuerza necesaria, piensa en lo que te está afectando a ti, a tus metas, tu trabajo y tu futuro. Cualquiera de las dos que te sirva, debes de tenerla siempre en la mente cuando te encuentres en el proceso de cambio.

El tercer paso es observarse. Obsérvate a ti mismo cómo te comportas y qué es lo que haces para arreglártelas y llegar tarde a todas partes siempre. Cuando empiezas a analizar tu comportamiento empiezas a tenerlo más consciente en tu mente y deja de ser un comportamiento automático e inconsciente.
¿Te ha pasado alguna vez que llegas a tu casa después de terminar tu día y cuando te das cuenta no recuerdas cómo le hiciste para llegar?. Eso es un comportamiento inconsciente. Tu cerebro conoce tan bien la rutina que lo hace sin que tú participes. Para lograr cambiar un hábito, el truco está primero en hacer el comportamiento conscientemente. Si yo me estoy dando cuenta del problema, es más fácil que le ponga solución.

El cuarto paso es que cada vez que tengas una cita te mantengas consciente en todo momento mientras te preparas para llegar. Decide primero a qué hora vas a comenzar a prepararte haciendo los cálculos del tiempo que necesitarás para llegar a la hora puntual. A esa hora comienza tus preparativos manteniendo tu mente en el proceso en todo momento: “es tal hora y me estoy preparando para salir a tal hora y llegar puntual”. Y manteniendo también en tu mente lo que te motiva o empuja a cambiar, que como mencionamos antes puede ser estar pensando en que no quieres afectar a los demás, o en que quieres mejorar para lograr las ventajas que eso te proporcionará.

Las primeras veces, como es lógico suponer, no llegarás a tiempo, pero estarás preparando a tu cerebro para que comprenda que va a haber un cambio de conducta. Si tu cálculo que hiciste para los tiempos de preparación y llegar puntual no funcionó porque llegaste tarde, observa cuánto tiempo llegaste tarde y la próxima vez le aumentas ese tiempo a tu preparación. Si para prepararte comenzaste una hora antes y llegas media hora después, la próxima vez te prepararás desde hora y media antes. Y así ve ajustando hasta que logres llegar a tiempo.

Organización y puntualidad van ligados
La conducta de la puntualidad va muy ligada con la organización que tengas en tu vida, en tus cosas y actividades. Si cuentas con una buena organización, lo más probable es que seas puntual. Así que puedes comenzar por aprender a organizar tu agenda y tu tiempo para que puedas aprender a ser puntual.
La otra buena noticia es que no se necesita mucho tiempo para hacer un cambio de hábito. Según los expertos, necesitas 21 días de hacer un comportamiento nuevo todos los días para que empiece a ser parte de tu conducta normal. Así que con esto en mente, te puedes preparar para un mes de trabajo constante y que logres el cambio. Trabaja en tí para que seas mejor cada día y ¡Organízate para que seas feliz!!!!

LEE Y REFLEXIONA

Un papá amoroso y dedicado habla a su hijo
sobre la importancia de respetar el tiempo,
basado en una experiencia de su juventud.
"Por perder el tren, llegué tarde al trabajo.
Era mi primer día y mi jefe no me creyó.
Desde entonces me regalo a mí mismo
media hora, para llegar a tiempo adonde
tranquilo y con buen humor deba estar,
y lo bueno es que nunca pasa sin notar".
El niño está ansioso de demostrar que
dispuesto está a seguir lo pregonado,
y pregunta: "Papi, ¿por eso Mami dice
que al que madruga Dios le ayuda?"
Chistes
Alumnos sin puntualidad
Entran 2 estudiantes a la sala de clase y la profesora le dice a uno de ellos:
-Alumno, ¿por qué llega tarde?
-Es que estaba soñando que viajaba por todas partes, conocí tantos países, y me desperté un poco tarde.
-Y usted, alumno? dirigiéndose al otro.
-¡Yo fui al aeropuerto a recibirlo

ACTIVIDADES

MARCA CON UNA “X”  LAS FRASES  ACORDES REFERENTES A LA PUNTUALIDAD
LLEGAR TARDE A CLASES
CUMPLIR CON LAS TAREAS ASIGNADAS A TIEMPO
¡SI QUIEREN QUE ME ESPEREN!
DESORGANIZACIÓN
AGENDA, RECORDATORIOS, ALARMAS
NO CUMPLIR CON LOS COMPROMISOS
PEREZA
RESPONSABILIDAD
OLVIDO
IRRESPONSABILIDAD
VOLUNTAD Y SACRIFICIO
ORDEN
ESFUERZO
INDISCIPLINA